Es que la forma de conducir es lo más importante para conseguir un consumo bajo. También el tipo de trayecto.
Por ejemplo, en autovía hay poco que hacer salvo ir muy lento. Por encima de 110 km/h la resistencia aerodinámica aumenta mucho más respecto a la velocidad por lo que sólo mantener una velocidad estable ya requiere cierto consumo.
En carreteras de curvas es más fácil bajar el consumo, no sólo por ir a menor velocidad sino por la posibilidad de aprovechar la inercia para hacer metros sin apenas tocar el acelerador.
Yo solía hacer la prueba en un tramo de unos 15km, por la noche cuando no había tráfico que me fastidiase el ritmo. Reseteaba el consumo medio al inicio del tramo y conseguía fácilmente medias de 1,2 o 1,3 durante esos 15km. Mi récord fue de 0,9. Y no yendo lento precisamente sino a ritmo, a buen ritmo, frenando lo mínimo para tener que acelerar también lo mínimo y hacer los máximos metros posibles con el mínimo gas posible.
Pero claro, esos consumos no son realistas, sólo puedes sacarlos en determinadas circunstancias.
Aún así, en un uso realista del coche, el truco sigue siendo el mismo: acelerar lo justo cuando sea necesario. Si vamos dando acelerones cada 2x3 nos divertiremos mucho pero el consumo subirá irremediablemente.