Tarzán de los Monos
Moderador
La vida de uno es inmensa si lo piensas bien, llena de momentos inolvidables, llena circunstancias que te llenan de vida, que es de lo que se trata. Muchos de esos momentos nos vinculan a una pasión, conducir. Es una de las mejores cosas para los que disfrutamos haciéndolo, ya sea en el día a día o se trate de cuando realizamos un desplazamiento vacacional y hemos programado nuestra ruta para nuestra propia satisfacción.
Los coches están presentes en nuestra vida desde que nacemos, bien sea por su estética que nos atrapa, sobre todo los clásicos, o por su despliegue tecnológico en estos tiempos mas recientes, o por guardar de ellos un recuerdo ligado a nuestra infancia. Se viven grandes momentos, momentos familiares, momentos con amigos, de excursiones, de grandes viajes, de desplazamientos tiernos cuando llevas a tu hijo recién nacido desde el hospital a casa, momentos de pasión, de amor, momentos incluso de accidentes en los que has salvado la vida de milagro y que ese amargo recuerdo se guarda nítido sin saber muy bien la razón.
Pero me quedaré con los buenos, tus primeros momentos frente a un volante de pequeño, conduciendo en un escampado con la emoción de quien pilota una nave espacial, soñando ya con viajar y con recorrer grandes distancias con el coche, o esos en los que estrategicamente vas llenando el maletero a modo de Tetris para que quepa todo...Son tantos los momentos vividos que sería difícil quedarse con uno solo. Pero, aún así, ¿cual ha sido ese momento inolvidable que atesorais en vuestro recuerdo?.
-Espera Jose, me bajo y te indico...Le dije.
Me bajé del coche mientras él ya iniciaba la maniobra para girar y así conseguir darle la vuelta al coche. Poco a poco y a base de avanzar y retroceder muy poco a poco y lentamente, conseguimos dejar el coche cruzado en la pista...Hasta ahí todo bien, pero yo ya no tenía espacio, posicionado delante del coche, casi pegado al morro le iba dando instrucciones de, avanza un poco, para evitar caer o, dale ahora hacía atrás, para evitar caer también por el otro lado.
-¡Dale!, dale, dale. Le decía yo al tiempo que gesticulaba con la mano, y le iba dando toquecitos en el morro para que se parara.
-¡Dale!, dale, dale...Le decía, sin ser consciente que mi iba quedando sin terreno sobre el que pisar hasta que...
¡¡AAAAAHHHHHGGGGG!!.
Desaparecí en la noche, caí desde una altura libre de unos dos metros y medio, debido a que no miraba por donde pisaba cuando iba dando instrucciones y lo hice sobre cardos, zarzas y diversas plantas punzantes que me dejaron lleno de pinchos y arañazos. Ahora bien, creo que subí mas rápido de lo que bajé y me dolió mas ver la estampa que sigue, que la propia caída. Estaban literalmente tirados por el coche, desparramados de risa y sin ninguna intención de venir a socorrerme...-¡Ya os vale!. tan solo atisbé a decir...
Dolorido mas en mi orgullo, me puse al volante y los conduje justo hasta la puerta de casa, pues otra cosa no, pero sentido de la orientación tengo un rato. Aquella noche reímos mucho, yo el primero, que pese a mi desgracia, soy el primero siempre en reirme de mí mismo. De modo que guardo un recuerdo bastante simpático de aquella de noche y en particular de aquel coche con el que tantas excursiones llegué a hacer.
Os invito a todos a contarnos y compartir algún momento curioso o recuerdo digno de mención.
Saludos cordiales.
Los coches están presentes en nuestra vida desde que nacemos, bien sea por su estética que nos atrapa, sobre todo los clásicos, o por su despliegue tecnológico en estos tiempos mas recientes, o por guardar de ellos un recuerdo ligado a nuestra infancia. Se viven grandes momentos, momentos familiares, momentos con amigos, de excursiones, de grandes viajes, de desplazamientos tiernos cuando llevas a tu hijo recién nacido desde el hospital a casa, momentos de pasión, de amor, momentos incluso de accidentes en los que has salvado la vida de milagro y que ese amargo recuerdo se guarda nítido sin saber muy bien la razón.
Pero me quedaré con los buenos, tus primeros momentos frente a un volante de pequeño, conduciendo en un escampado con la emoción de quien pilota una nave espacial, soñando ya con viajar y con recorrer grandes distancias con el coche, o esos en los que estrategicamente vas llenando el maletero a modo de Tetris para que quepa todo...Son tantos los momentos vividos que sería difícil quedarse con uno solo. Pero, aún así, ¿cual ha sido ese momento inolvidable que atesorais en vuestro recuerdo?.
Vamos entre todos a ir poniendo y haciendo recuerdo de esos momentos, a compartir los buenos ratos pasados con los coches que han pasado por nuestra vida hasta ahora. Os relataré uno que guardo como un recuerdo diverdoloroso.
Hace ya muchos años de aquello, fue en El Rocío, en la aldea de El Rocío. Yo tenía un Nissan Patrol corto, duro como el solo, y había quedado allí con unos amigos, dos parejas en total, la que era mi novia, mi amigo Jose (como un hermano) su a día de hoy, exmujer, afortunadamente y yo. El caso es que habíamos quedado para cenar allí y, tras la cena, decidimos ir a una choza típica de los guardas de Doñana que tiene él allí, en un enclave maravilloso en el interior de Parque de Doñana. Para llegar hasta la casa hay que hacerlo por caminos de arena, sorteando el laberíntico paso por lagunillas y zonas de arenales verdaderamente peligrosos, en donde quedarte enganchado es tremendamente fácil. En plena noche veraniega cerrada nos dispusimos a poner rumbo a su casa con la idea de tomarnos allí "la última" y, tuve la lúcida idea de dejarle conducir a él, mientras las otras dos desde los asientos de atrás no paraban de reir y de meterse con nosotros...típico en ellas. Tras mas de hora y media dando vueltas con el coche por bancales de arenas, pistas y demás y, de no encontrar su casa debido a la poca orientación que tiene mi amigo, pues para los que no conozcan la zona, la aldea es un caos de caminos que llevan a infinidad de sitios, si señalizar y que si no conoces el lugar pasa lo que pasa, que te pierdes. Decidimos pues dar la vuelta en aquella misma pista elevada que no sabíamos bien a donde llevaba, una pista de apenas dos metros de ancho, elevada sobre el terreno para evitar los humedales que hay en el entorno.-Espera Jose, me bajo y te indico...Le dije.
Me bajé del coche mientras él ya iniciaba la maniobra para girar y así conseguir darle la vuelta al coche. Poco a poco y a base de avanzar y retroceder muy poco a poco y lentamente, conseguimos dejar el coche cruzado en la pista...Hasta ahí todo bien, pero yo ya no tenía espacio, posicionado delante del coche, casi pegado al morro le iba dando instrucciones de, avanza un poco, para evitar caer o, dale ahora hacía atrás, para evitar caer también por el otro lado.
-¡Dale!, dale, dale. Le decía yo al tiempo que gesticulaba con la mano, y le iba dando toquecitos en el morro para que se parara.
-¡Dale!, dale, dale...Le decía, sin ser consciente que mi iba quedando sin terreno sobre el que pisar hasta que...
¡¡AAAAAHHHHHGGGGG!!.
Desaparecí en la noche, caí desde una altura libre de unos dos metros y medio, debido a que no miraba por donde pisaba cuando iba dando instrucciones y lo hice sobre cardos, zarzas y diversas plantas punzantes que me dejaron lleno de pinchos y arañazos. Ahora bien, creo que subí mas rápido de lo que bajé y me dolió mas ver la estampa que sigue, que la propia caída. Estaban literalmente tirados por el coche, desparramados de risa y sin ninguna intención de venir a socorrerme...-¡Ya os vale!. tan solo atisbé a decir...
Dolorido mas en mi orgullo, me puse al volante y los conduje justo hasta la puerta de casa, pues otra cosa no, pero sentido de la orientación tengo un rato. Aquella noche reímos mucho, yo el primero, que pese a mi desgracia, soy el primero siempre en reirme de mí mismo. De modo que guardo un recuerdo bastante simpático de aquella de noche y en particular de aquel coche con el que tantas excursiones llegué a hacer.
Os invito a todos a contarnos y compartir algún momento curioso o recuerdo digno de mención.
Saludos cordiales.
Última edición: